El buen conocimiento del comportamiento de un talud frente a sus posibles roturas,
repercute enormemente en los costes y en la seguridad, por ello, las investigaciones de
campo (in situ) y de laboratorio, deben ser las suficientes, como para poder
caracterizar en la medida de lo posible las características geomecánicas del terreno, así como los
posibles mecanismos de rotura.
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